¿Es “picky” o tiene problemas para alimentarse?
Cuando los niños tienen dificultades para caminar o dominar ciertas destrezas tales como escribir o hablar, la terapia física u ocupacional funciona como herramienta para ayudarles a superarlas. Pero, qué pasa cuando los problemas se presentan en la boca e impiden obtener una nutrición adecuada.
Especialistas como Lori Overland, patóloga del habla con una certificación en neurodesarrollo, trabaja con la población pediátrica cuyas dificultades para ingerir alimentos obstaculizan el desarrollo saludable porque no obtienen los nutrientes necesarios.
“Trabajo con niños cuya nutrición está comprometida, tienen riesgos de seguridad porque pueden ahogarse o son muy 'picky'”, explica la portavoz de la compañía Talk Tools y coautora del del libro A Sensory Motor Approach to Feeding.
Los problemas de alimentación son bastante obvios en niños con condiciones tales como Síndrome de Down, perlesía cerebral y otras condiciones neurológicas, pero pueden pasar desapercibidos o ser difíciles de identificar por los padres cuando se trata de casos leves de autismo, o surgen como resultado de alergias o experiencias desagradables a temprana edad con algún alimento.
Un ejemplo es un caso reciente evaluado por Overland. Se trató de un niño típico que de bebé sufrió de alergia severa a muchas comidas. A consecuencia, tuvo diarreas y reacciones desagradables después de comer que le impidieron relacionarse apropiadamente con los alimentos y adquirir las destrezas necesarias para masticar y tragar.
Aunque nunca nos ponemos a pensar cómo es que los bebés aprenden a hacer ambas cosas sino que esperamos las hagan naturalmente, la realidad es que al igual que caminar o hablar, comer requiere de varias destrezas. Incluso, para diferentes tipos de alimentos nos valemos de habilidades distintas. Es decir, no es lo mismo comer una galleta que un pedazo de carne o una manzana.
Una galleta u otro alimento blando puedes prácticamente disolverlo en la boca, pero un pedazo de carne debes llevarlo con la lengua hacia las muelas de atrás, mover la mandíbula para masticarlo lo suficiente como para lograr convertirlo en la consistencia pastosa que puedes tragar sin riesgo de ahogarte.
Por eso, un niño con problemas que intentó comer un corte de churrasco o bistec, sentirá el peligro real de ahogarse. No es de extrañar que entonces, como medida de protección, evite comerlo una vez más.
Si bien los problemas para alimentarse son reales, hay que diferenciarlos con una manía. Overland explica que la mayoría de las personas tenemos alguna sensibilidad con la comida. Están quienes no toleran la textura del yogurt o de la gelatina, pero fuera de esta “manía” se alimentan apropiadamente. Entonces, no es necesario buscar ayuda profesional para resolver el problema.
En otros casos, las dificultades son muy leves y las personas- aunque podrían mejorar con terapia- deciden continuar viviendo compensando de otras maneras su limitación. La patóloga ofrece el ejemplo de un hombre que observó comiendo en un restaurante y cuyo modo de masticar llamaba la atención por lo exagerado, pero no parecía tener mayores problemas para alimentarse y compartía normalmente con su pareja.
Por el contrario, debe llamar la atención de los padres si el menor solo se alimenta de unos cuántos grupos de alimentos. Una posible señal de dificultades para alimentarse puede ser el retraso en el desarrollo de otras destrezas que requieren el uso de la boca, tales como hablar o chupar del seno materno o la botella.
Mañana, a las 6:00 p.m. en el Hotel San Juan & Casino, Overland ofrecerá por invitación del Instituto Fonemi de Puerto Rico la conferencia gratuita ¿Hay un vínculo entre los problemas de alimentación y del habla en niños? Durante la misma, los padres de niños con problemas de alimentación y del habla adquirirán información y herramientas para lidiar con la condición de sus hijos.
Debido a que los espacios son limitados, se recomienda a los interesados a registrarse con antelación, llamando al 787-774-1163/1164 o escribiendo al correo electrónico infofonemilab@fonemipr.com.
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Fuente: El Nuevo Dia